CONFIESO QUE RECIBO AYUDAS EXTERNAS
Confieso que recibo ayudas
externas.
Sí, lo confieso. Además, creo que
voy a seguir haciéndolo en la medida que pueda.
Puede que tengan efectos
secundarios. La verdad es que no me preocupan. Si los tienen seguro que son
buenos. Y estoy seguro que puedo dejarlo cuando quiera.
Hace un tiempo que empecé y, la
verdad, es que me está yendo bien. Es más, se lo recomendaría a todo el mundo.
Y es que esto de correr, puede parecer fácil, pero hacerlo bien no lo es tanto. Para mi es muy difícil. Y necesito recurrir a otros métodos. Y no me gustaría tener que dejarlos.
Nunca me había planteado el utilizar estas ayudas, pero es que el tiempo pasa y a mis edades los números más que sumar, restan. No me puedo descuidar.
En mi defensa puedo decir que otros también lo hacen y que también les va bien. Cada vez creo hacerlo mejor. Y cada vez necesito más. Cuando puedo pensar, me digo para mis adentros que no me importa no poder dejarlo.
Los defectos los transformo en retos y las virtudes, si las hay, en el camino para alcanzar lo máximo que pueda dar.
La principal es tener la posibilidad de que alguien con conocimiento, experiencia, sentimiento, ojo clínico y más paciencia que el santo Job, Youssef, nos dirija en el entrenamiento diario para sacar el máximo de lo poco que uno pueda dar.
Y esto, unido al grupo de gente con el mismo afán, hace que quiera seguir y seguir.